¿Habré entrado en una fase emo? No creo. La vida va bien (constipado rebelde aparte), he vuelto a generar un tema de esos que a algunos les hacen arrancarse los ojos y propuestas interesantes no faltan. Simplemente el mundo del videojuego lleva una temporada sin llamarme mínimamente. Y eso que Bioshock y Portal parecen unas propuestas más que interesantes. Luego está Richard Garriot y su recién salido del horno Tabula Rasa, al cual no juego porque prometí que mi salud era más importante que volver a jugar a un MMORPG, o las promesas de Mario Galaxy y Nobi Nobi Boy, pero es que no hay manera de que me convenza en empezar a invertir pasta en este pasatiempo.
Sí, estoy sufriendo el estigma de algunos gamers: quedar atrapado en la generación anterior. La última consola que compré ha sido una Dreamcast japonesa (y ya es la cuarta DC que me compro…). Las nuevas son caras o poco atractivas y montarme un PC para juegos es algo que me duele en el alma (¿300€ por una gráfica gama media?). Así que aquí sigo, probando juegos en las plataformas portátiles que dan pena (la DS necesita algún juego hardcore YA) o que son más de lo mismo (que no me oiga DonDepre pero le he encontrado unos cuantos juegos encantadores a la PSP) y repasando los títulos de la generación anterior que menos cariño recibieron mientras el resto del personal saliva con los últimos hits.
Pero lo que me preocupa no es que jueguen los demás, lo que me preocupa es que a mi no me apetece jugar. Miro las estanterías y veo los mismos géneros, los mismos trucos narrativos, la continua repetición de unos mismos esquemas que ya no me atraen. ¿Nadie tiene esa sensación de «vaya, otra vez lo mismo»? Luego uno se pasea por los blogs y páginas dedicadas a esto encontrando más bien poco estímulo y que les voy a contar. Ya hace tiempo que entré en la fase de «me gusta más hablar de juegos que jugarlos» y no acabo de ver en castellano mucha reflexión que merezca la pena leer (claro, ahora todo hijo de vecino se ha hecho profesional y solo escriben por pasta :P), con lo que afrontar una avalancha de noticias chorras y posts que se reciclan cada tiempo me hace plantearme lo de autoexiliarme a un gulag informativo e ir a mi ritmo. Me vienen a la mente aquellos preciosos momentos en que iba con mi madre un par de veces al año al Corte Ingles y podía comprarme un juego de Master System. Allí, yo solo ante las filas de cajas blancas con rayas e intentando determinar por un par de capturas y una breve descripción si las 6000 pesetas que iba a pagar mi progenitora se transformarían en horas de diversión o en dinero tirado (y aun así solo compre un juego que me aburriera en toda mi infancia). Aquella incertidumbre tenía su magia.
Tal vez debería volver a hacerlo. Impulsive gamer FTW!
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