Nintendogs: esto no es lo mio

Ya hace unas cuantas semanas que tengo el Nintendogs en mis manos (Labrador & Friends para ser exactos) y la verdad es que yo no he nacido para este tipo de entretenimientos. Sí, soy una víctima del hype más barato y me faltó tiempo para añadir una mascota virtual a mi lista de posesiones, pero para que lo vamos a negar, me tenía que haber comprado el Meteos. Supongo que todo esto viene desde el lanzamiento del Tamagochi. Sí, también en esto fui de los primeros en hacerme con uno. Y no de los cutres esos que vendían en los mercadillos, no, servidor posee un Tamgochi original de Bandai. I’m a brand whore.

Un Tamagochi era una gran responsabilidad: que si limpialo, que si juega, que si curalo. Cuanto trabajo para un simple crio. Un agobio. En menos de una semana el Tamagochi fue asesinado y mandado al cielo de los tamagochis y el infernal cacharro guardado en un cajón. Años después llegaron «Los Sims». «Esta vez tiene que funcionar» recuerdo que pensé. Por diox, era un juego de Maxis, los tios que me habían entretenido durante años gracias a sus «Sim City», «Sim Ant» y «Sim Farm». Nada. Imposible. El tener que recrear una vida con el único aliciente de comprar cosas no me hacía feliz. Aburrimiento. Eso es lo único que pude conseguir con este superventas mundial. A todo el que se lo comentaba me decía que es que tenía que usar los trucos y jugar con los personajes como si fueran muñecas. Pues va a ser que no.

La última ha sido esta. He comprado una perra virtual a la que he llamado Mana. La he cuidado, entrenado, paseado, mimado y todo lo que se supone que le puedes hacer a un perro en este juego pero no le encuentro la gracia. Me causa ansiedad que cada vez que abro la DS y pongo el juego el perro esté sucio y hambriento. No quiero tener que someterme a un aparato más allá de lo que ya lo hago a diario. Menos aun a uno que realmente no me aporta nada. Supongo que psicológicamente esto debe significar algo, falta de atención, poco apego al compromiso o yo que se, pero la verdad es que estoy disfrutando mucho más en tres días de «Castlevania» que en las semanas de «Nintendogs». Alguno pensará que tiene que ver con la violencia y la puntuación, y puede que en parte sea cierto. Ni el Tamagochi ni «Los Sims» ni el «Nintendogs» han conseguido trasmitirme la sensación de que progreso, de que mis esfuerzos sirven para algo. Me gustan los juegos que tienen un objetivo.


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