Como comenta el bueno de Zoibberg en el anterior post ya es raro que me pase un mes sin escribir. Y no por falta de material si no por situaciones personales un tanto extrañas. Reconozco que lo de Chernobil me jodió. Parece una moñada pero ver aquello y pensar en lo que fue no te deja dormir tranquilo. Los newyorkinos no pudieron pegar ojo por que un par de aviones decidieron aterrizar en el centro de su ciudad obviando que las calles eran demasiado estrechas, yo no he podido porque he visto una pequeña parte de lo que podemos hacer con nuestra estupidez.
Una vez superados quince días de autocompasión y no poder enfrentarme a un triste artículo me tocó viajar al lado contrario de la vida: actividad social, cambio de residencia (estoy en ello), sexo (yeah), y la posibilidad de desarrollar uno de mis trabajos soñados (aunque esto se fue a la mierda no piense ud. que voy a dejarlo escapar así de fácil). Ahora toca volver. Y tengo dos opciones: analizo para los que sigan leyendo esto el «Leisure Suit Larry: Magna Cum Laude» o les hablo del tema EA. En un derroche de generosidad haré las dos.
Leisure Suit Larry: Magna Cum Laude(mini-análisis)
Jugada la versión Xbox de este título el veredicto es claro: Al viejo Larry le habría dolido menos un tiro en el bazo (o un ataque de clamidias) que ver culminar su saga en este bodrio. El juego se resumen en una aventura gráfica pero sin la parte de aventura, tan solo una serie de estúpidos minijuegos y correr de un lado a otro de la pantalla para disfrutar de:
a) Diálogos de baja estofa que harán sentir incómodo al fan de la saga.
b) Modelados 3D menos sexys que los viejos bitmaps VGA.
A mi el juego me costó 5€ y os aseguro que no los he amortizado. Fin.
Tema EA: La rotura de una olla a presión
Que Electronic Arts no son unas hermanitas de la caridad no es algo nuevo. Que eso es aplicable al 100% de las empresas tampoco. Que acaban de pisar tontamente una mina sí que lo es. Hasta ahora EA siempre ha jugado muy bien sus cartas: son como una Disney de los videojuegos, la marca colchón en la que cualquiera puede confiar ante lo variado y «family-friendly» de sus ofertas. Por cada juego genial que aparece bajo el paraguas de EA hay otro malo y decenas que no son «ni chicha ni limoná» Recuerdo que el año pasado alguien de marketing de EA comentó en unas jornadas que se hicieron en la Pompeu Fabra que , detrás de Nintendo, EA tenía la mejor media en Metacritic.
El dato era cierto, pero a muchos no se nos pasó por alto el porque. EA es un gigante, a EA hay que rendirle pleitesía y EA presiona a los que no son de su cuerda. El tema ha saltado por la retirada de una invitación a VidaExtra por un «quítame allá esos artículos» (Julio Alonso inició el tema en Merodeando), pero no es una práctica poco habitual. He visto retocar notas porque a EA le parecían bajas y no ha faltado gente que me lo confirmase.
Esto se sabe y se consiente. ¿Por qué? Porque ganarse las alubias es más importante que mantener cualquier tipo de integridad por un par de lineas. Ninguna publicación sectorial que se mantenga gracias a la publicidad es fiable al 100% ya que un comentario inadecuado puede abrir la caja de los truenos y las publicaciones no se mantienen con integridad, si no con moneda de curso legal. El error de EA ha sido apuntar a una donde la relación publicidad-mantenimiento es fuerte pero donde la retirada de su «apoyo» no supone un daño excesivo. Peor, la retirada de su «apoyo» da vida a la publicación, refuerza su credibilidad ante su público y pone a EA en la situación de ayudar a su «enemigo» para zanjar el tema y salir del paso.
Pero ¿cómo queda el panorama de información sobre videojuegos en España? ¿Se podía perder más credibilidad? Parecía imposible pero esto pone a todo el mundo en el punto de mira. ¿Están los demás actuando de forma servil? ¿Se cuida del interés del lector o manda el dinero? ¿Cuántos se han visto en una escena tipo «Luigi, al padrino no le ha gustado tu artículo ¿así pagas sus desvelos por enviarte juegos? ¿es que no te han querido lo suficiente?»? Venga, que todos den un paso al frente y digan «yo no les hago el juego».
Yo no puedo hacerlo y no estoy orgulloso.
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