Continuemos con los juegos de DS que tengo por comentar. «¿Pero no tenías la DS rota?» dirá alguno. Pues sí, y así sigue, al final decidí comprarme la DS Lite en negro para hacer juego con el resto de las portátiles y santas páscuas. Respecto a la consola nada que no sepais: un buen rediseño, estéticamente muy agradable y con el nuevo nivel de brillo la batería dura una burrada (unas ocho horas así a ojo). En los contras el como sobresalen los cartuchos de GBA y que como la PSP se ensucia de solo mirarla. Ahora al tema, hoy es el turno de Cooking Mama, otro de esos juegos «Japo Only» que con la tontería de los juegos adultos se ha plantado en nuestro mercado.
Cooking Mama
Desarrollador: Office Create
Plataforma: NDS
Año: 2006
Como siempre, lo primero ha de ser una presentación. Cooking Mama, aquí unos amigos. Amigos, aquí el primer simulador de cocinero del que tengo noticias por estas agrestes tierras del Mediterraneo occidental, y como no, para DS. El «como no» no es gratuito, ya que últimamente esta parece la plataforma que, valga la redundancia, usan los juegos con un estilo más puramente japonés para llegar a las Américas y, si hay suerte, llegar unos años después a la vieja Europa. Pero dejemos ya de repetir el tópico de que los europeos somos los últimos monos para hablar de esta curiosidad culinaria con olor a arroz, pescado crudo envuelto en algas y bolas de carne de procedencia desconocida.
Primer hecho destacable, el juego se presta a todo tipo de chistes con su título, la demostración en el programa Nº253 de Game Over. Sí, el que comience el texto con un hecho que podemos calificar de «dato de mierda» es una buena indicación de las pasiones que ha desatado el cartucho en mi, y eso que la caja venía con un «Best of E3» así en grande y con las siglas IGN al lado (versión USA una vez más), pero lo mismo que si hubiesen puesto «Anunciado en TV», el único sello que podría llevar Cooking Mama es el de «Arguiñano’s Seal of Approval» para que todas las madres lo regalen a sus hijos o hijas incapaces de hacer un huevo duro ni aunque les vaya la vida en ello.
Cosinero cosineroooo…
Entonces, ¿con esto se aprende a cocinar? Pues no, una pena porque usar la DS de recetario electrónico habría tenido su aquel (habrá que seguir descifrando la letra de mama y desplegando viejos recortes de la Mia), pero al menos puede dar una idea a los interesados en el apasionante mundo de los fogones (carne quemada = malooo) siempre y cuando quieran dedicarse única y exclusivamente a la comida japonesa. Y es que menudo fallo, sí, esto del sushi y demás queda muy internacional, pero donde esté una buena paella, un estofado de pollo, un bacalao al pil pil o un pulpo a feira que se quiten todas estas mariconadas. Mirad que escuchimizados salen los japos. Si ya lo decía mi abuela, come que tienes que crecer. Ummm, de pensar en tanta delicia me está entrando hambre. Pero me voy por las ramas, Cooking Mama es un juego de habilidad (estilo Wario Ware pero mucho más mono) donde seleccionamos un plato y hemos de reproducir las instrucciones de la Mamma (llamémosla así para confundir con nuestras propias madres) para obtener un delicioso cubierto virtual y una valoración en forma de puntos. Quién nos lo iba a decir, nosotros cortando cebolla, pelando patas y vigilando la olla pero obviando los habituales cortes en el dedo, las quemaduras con el aceite y el olor a fritanga.
Y esto es lo que hay. Preparar platos con pruebas sencillas, un segundo modo para pulir nuestro lado Ferran Adriá donde podemos mezclar recetas y un último para practicar solo las habilidades. Ya está. Cierto que la estética es la mar de mona, que algunos movimientos tienen su aquel y que hay una buena cantidad de platos para preparar, pero le falta algo. Cocinar por cocinar, cuando ya has superado los diez minutos de «hala, que curioso», es un soberano coñazo. Digo yo que su público tendrá, pero como juego que ha de mantenerte enganchado a la consola deja bastante que desear, al menos para mi gusto.
Pengo-nota:4
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