Ntchs, como me jode que las cosas no salgan como tengo previsto. Este año, por diversas razones, hemos acortado nuestra fiesta del videojuego un día. Una pena porque esto ha significado quedarnos sin probar la diversión a cuatro como hicimos el año pasado con intensas bacanales de Donkey Konga o los siempre bonitos duelos al Power Stone.
Luego ha estado el problema del hardware. Por una parte tuvimos que enfrentarnos al clásico «este mando no va bien». Y no me estoy refiriendo a la típica escusa que siempre soltamos cuando nos acaban de meter un palizón en cualquier juego, si no a los múltiples pads caidos en combate a lo largo de los años. Una vez superado este a base de traer nuevos mandos llegó el turno de «Dreamcast y sus bugs conocidos». Sí, vivimos dos clásicos de esta consola: el puerto en mal estado (fácil de solucionar a base de soldador) y la lente descalibrada (este lo leo, este no, este tal vez). Al final jugamos poco pero hemos instituido una nueva tradición: Ir a una tienda y comprar lo más barato «chungo» y barato que encontremos.
El resultado fué descubrir que Cold Winter no es tan horrible como sus ventas indicaron, que Volleyball Challenge tiene uno de los sistemas de juego más complejos que hemos visto en un juego de este deporte, y que no te puedes fiar de los tenderos cuando pides un Sonic Gems (¿verdad Corven?). Bueno, esperemos que el año que viene vaya mejor y podamos montarlo a lo grande.
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