Buff, ver jugar a la selección es un suplicio. Mira que me tengo dicho que la única competición que puedo ver por la tele es el patinaje artístico (bueno, al menos mientras al Humor Amarillo no lo consideren un deporte). Es que no hay manera de que ganen un partido con claridad, al menos se les ve con ganas. ¿Nae nos montamos un viajecito al mundial? Sí, vale, a nadie le importan mis impresiones sobre el fútbol así que mejor hablo de otra cosa.
Mrpengo en una noche aburrida presenta
Una producción Nintendo
En DSVISION
Kirby Power PaintBrush
(y sí, he decidido cambiar el formato de los análisis)
(In bold were available)
«Kirby», tal vel el único juego de NES al que jugué por voluntad propia en su época, era la tierna historia de una bola rosa en un mundo marrón y verde. Heredero de clásicos como «A Boy and his Blob» y «Mario Bros» (dos juegos con los que nunca he disfrutado) tenía todas las papeletas para no gustarme, pero también tenía un algo que lo hacía diferente, un no se que, ah sí, una paleta de colores decente, tal vez por eso lo probé. Y maldita la hora, desde entonces a los juegos de Nintendo les doy una oportunidad, ya no puedo ser un auténtico seguero. Pero de perdidos al rio, si he reconocido abiertamente jugar juegos de Nintendo decir que me encanta un juego pasteloso protagonizado por una bola rosa no va a empeorar mi imagen.
Lo primero y fundamental, «Kirby Power Paintbrush» es un juego de nueva generación. Ni tres-sesentas ni leches, aquí la única que está dando la cara con nuevas ideas es la DS, demostrando que lo del lapicito no era cosa de una mala resaca (o sí), si no que es un concepto viable. Manejar a Kirby a base de pinchazos y lineas multicolores te devuelve a la infancia, cuando no sabías como iban los botones y todo era nuevo para tí, es como reencontrar a un buen amigo que creias perdido y cuyo nombre es «plataformas sin tonterías». Power Paintbrush, como todo buen juego seminal, es básico y claro, tal vez hasta demasiado simple pero que le van a aparecer clones se huele a varios kilómetros. ¿Por qué? Porque es una buena idea. Y el juego perfecto para iniciar a alguien en la DS.
Al principio arrancas temeroso, eso de manejarte con las rayas no es fácil (bueno, algunos con según que rayas son unos maestros pero no volvamos sobre la clásica asociación Nintendo-drogas), tu precisión es digna Wojtila enebrando agujas, pero la cosa te la ponen fácil. Pronto empiezas a coger destreza aunque no te confías porque el juego siempre va un paso por delante de ti. ¿Aprendes a saltar? Pues te ponemos pinchos. ¿Ya has aprendido a moverte por los dos lados del trazo? Pues ponemos agua. ¿Sabes como hacer loopings para ganar velocidad? Pues unos fuegos para que te frenes. Y todo esto sin estúpidas limitaciones del tipo te falta el objeto A, no tienes la habilidad X o pasa este maravilloso tutorial, simplemente se trata de un diseño que avanza con el jugador. Todo está ahí desde el principio, pero lo descubres en el momento adecuado. ¿Alguien recuerda el último plataformas que le tuvo horas y horas enganchado sin pensar cada dos por tres «esto ya lo he visto»? Y no es que el juego sea eterno, que va, es esa mano que solo las más grandes tiene a la hora de hacer un juego, la delgada linea que separa magia de vulgaridad. Y Kirby, mientras dura, está repleto de mágia.
Digo mientras dura porque este juego está hecho para mayor gloria del stylus y aunque la incursión de los minijuegos en el campo de la habilidad y el puzzle (estoy enganchadísimo al modo «no gastes tinta») es más memorable que la mitad de los puzzles que corren por ahí, el juego se te hace corto (ojo, no tanto como el Yoshi). Y hablo de 100%, no de pasartelo sin más. El problema es si cuando vuelvas a cogerlo pasado unos meses o años habrá mantenido su frescura o será tan solo otra primera vez: una experiencia agadable pero por la que no tienes demasiado interés en volver a pasar. Yo casi apuesto por lo segundo.
Pengo-nota:8
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