Dicen que las mejores cosas de la vida son gratis. La sonrisa de un niño, la sombra de un arbol, las degustaciones en una presentación de Sony y, sobre todo lo demás, los juegos del Club Nintendo conseguidos gracias a la generosa donación de estrellas no utilizadas. Claro que es un poco triste que en el club solo acaben los juegos que venden relativamente poco y en el caso del juego de hoy, aun siendo un Final Fantasy, es una pena.
Ficha técnica
Desarrollador: Square Enix
Plataforma: GBA
Género: RPG Estratégico
Format: Portátil
¿De qué va?
Unos cuantos crios viajan gracias a un libro mágico al interior de un videojuego donde se convierten en mercenarios a sueldo o pandilleros medievales. Pero este mundo tiene una serie de extrañas características: la tierra está cuadriculada, la gente se mueve de una en una y los hechizos de area no afectan en diagonal. Sí, vale, el concepto es un tanto chorra, pero ¿cual no lo es hoy en día? «FFTA» es un juego de estrategia por turnos embutido en un traje de RPG. No more. No less.
El comentario
Niños autistas, marimachos, perdedores,… Sí, está claro que estamos ante un Final Fantasy, pero recordemos que aquí no importa la historia, si no el juego. Y es que los FF llevan un tiempo en el que a mayor número de ventas peor calidad. Seré yo, pero toda la saga en PSX-PS2 se me ha hecho infumable, a excepción del IX, que me pareció bastante decente. Cuestión de gustos.
No nos desviemos y volvamos a la Gameboy. «FFTA» es un juego hecho a medida para la consola, es un juego de 30 minutos. Eso es lo que nos dura una partida de «FFTA», la cual se divide en: seleccionar misiones, aprovisionar al grupo, movernos por el mapa y luchar una batalla. Da igual que duración tenga el juego o si hay una historia por detrás, jugandolo en dosis de trayecto al trabajo/trayecto al lugar de estudios «FFTA» es el equivalente moderno a un solitario o a una partida de cartas: infinito y repetitivo pero nunca cansino.
He de reconocerlo, sin ser nada del otro mundo este juego me ha enganchado con su dinámica. Los gráficos son simpáticos y no intentan impresionar, la música aunque repetitiva es amena, y el juego tiene el encanto de la buena estrategia: desafiante pero asequible con algo de esfuerzo. Ahora bien, no está libre de defectos. El sistema de menús es horrible y enrevesado, el sistema de leyes es exasperante, no se puede salvar en mitad de batalla, no hay información de nada. Si querían conseguir la sensación de mundo extraño y hostil doy fe de que la consiguen.
No es genial, no es revolucionario, pero es entretenido. Una buena opción para los viajeros con paciencia.
Pengo-nota: 7
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